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Rehabilitación Hospital de San Carlos

Apuntes sobre el color de las carpinterías de madera en la Rehabilitación del Hospital de San Carlos.

  • Localización: Aranjuez, Madrid
  • Promotor: Universidad Rey Juan Carlos

Galería

azul grisaceo
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Carpintería hallada en la sala 2.07 (informe arqueológico), ventana 247

Carpintería hallada en la sala 2.07 (informe arqueológico), ventana 247

Carpintería hallada en la sala 2.07 (informe arqueológico), ventana 219

Carpintería hallada en la sala 2.07 (informe arqueológico), ventana 219

Comparativa entre el color de la carpintería hallada y el aplicado en la obra

Comparativa entre el color de la carpintería hallada y el aplicado en la obra

Iglesia de Alpajés. Color tras la última restauración

Iglesia de Alpajés. Color tras la última restauración

Imagen5Iglesia de Alpajés. Color tras la última restauración

Iglesia de Alpajés. Color tras la última restauración

Hospital de San Carlos. Color de las carpinterías en obra

Hospital de San Carlos. Color de las carpinterías en obra

Hospital de San Carlos. Color de las carpinterías en obra

Hospital de San Carlos. Color de las carpinterías en obra

azul grisaceo IMG_20191108_122341 IMG_20191108_125428 IMG_20191210_133928 Carpintería hallada en la sala 2.07 (informe arqueológico), ventana 247 Carpintería hallada en la sala 2.07 (informe arqueológico), ventana 219 Comparativa entre el color de la carpintería hallada y el aplicado en la obra Iglesia de Alpajés. Color tras la última restauración Imagen5Iglesia de Alpajés. Color tras la última restauración Hospital de San Carlos. Color de las carpinterías en obra Hospital de San Carlos. Color de las carpinterías en obra

Descripción

Las carpinterías y otros elementos de madera del edificio, antes de la intervención, estaban pintados en una gama amplia de colores, que iba desde los blancos en cornisa, aleros y parte de la carpintería interior y exterior; a los marrones en parte de los canecillos; pasando por azules, verdes o azules verdosos en carpinterías exteriores; colores cremas en puertas interiores e incluso anécdotas localizadas de negros o amarillos. La mayoría esmaltes recientes.
 
En las fachadas exteriores primaban el blanco en cornisa, adornos, recrecidos y carpintería asociada a la intervención de mediados de siglo XX; azul grisáceo en las carpinterías de los grandes ventanales perimetrales; verde azulado en las galerías y colores marrones en los canecillos de cubierta y buhardillas. En muchos casos la pintura había desaparecido, dejando la madera vista, grisácea y en estado de pudrición.
 
En un intento de sistematizar esta diversidad, se intenta justificar en correspondencia  aproximada con las grandes intervenciones que se hicieron en el edificio. Así, los marrones y verdes con  actuaciones diversas cronológicamente, en la zona de la ampliación (patio abierto); los azules en las carpinterías de fachada y galerías, posiblemente con la gran intervención realizada a mediados del siglo XIX, en tiempos de Isabel II, por José Segundo de Lema; y los blancos se asocian a la remodelación de consolidación y ampliación de mediados del siglo XX realizada por Vicente Temes en la mitad identificada con la primera construcción original (patio cerrado).
 
Se consultaron las Ordenanzas históricas en busca de referencias al color. Así:

La “Instrucción y Ordenanzas que deben regir en la construcción de casas de nueva planta, que se eleven y fabriquen en este Sitio sobre los terrenos concedidos por S.M. graciosamente para el intento, haciendo uso de los mejores, mas abundantes y menos costosos materiales que pueden proporcionarse en las vecindades. (Aranjuez, 18 de junio de 1794).

(….)aleros: a costa de perder la uniformidad con el modelo anteriormente establecido de perfiles en escocia de forjado de yeso, característica solución barroca, se recomiendan de madera labrada, con solera, canecillos y tocadura. y dados de color al óleo… rejas y balcones: en fachadas y cuerpos bajos, embebidas en las mochetas; si se abren balcones, el vuelo no excederá de dos pies en el piso principal y de uno, en el segundo. Como las maderas de los aleros, se pintarán de colores al óleo.”

Por tanto hay manifestación expresa al sistema y material que se debe utilizar, pero no a los colores.

La ciudad del XVIII, uniforme en su trazado, alturas de cornisa, cumbreras y modulaciones de huecos, debió ser una moderna ciudad, alegre y con posibilidad de matices en el revoco y colores de carpintería. Así, hasta los años ochenta del siglo XX hubo edificios conocidos por su color, como la Casa Azul o la Casa Negra.

Recientemente, sin justificar el motivo y posiblemente para evitar los lacados y anodizados modernos, el Plan Especial del Casco Antiguo de 1981, conocido como Plan Moneo, introduce para la Ordenanza de Renovación (nuevos edificios), no para la de Conservación ni para los Monumentos, en el Artº 42 “Carpintería 2.Ni la madera ni los elementos metálicos se admiten en su color natural y deben ser pintados en tonos claros (del blanco al beige) o tostados (del beige al sepia): se admitirán también verdes oscuros…”

En esta situación, mientras que para los canecillos, cornisas y otros elementos relacionados con los aleros se acuerda la utilización del color blanco hueso, similar a la piedra de Colmenar,  que además resuelve el tránsito de la cornisa de tipo original (molduras de yeso) a los canecillos de madera en la calle Eras (ampliación), para el color de la carpintería de los huecos no se encontraba lógica justificativa ni asidero histórico.
 
En tal circunstancia y ante el abanico de posibilidades que se presentaba, surgió un hecho relevante con el hallazgo de las únicas carpinterías históricas conservadas, sin alteración aparente reciente, ocultas por un antiguo falso techo y tapiadas por el exterior, en la sala 2.07 de la planta principal. Su color era azul grisáceo (tipo ultramar).
 
Este descubrimiento supuso una general alegría y, como no había prescripción estricta sobre el color de carpinterías en el proyecto aprobado que lo dejaba a elección de la dirección facultativa, se acuerda utilizarlo como referente, ya que se estimaba que había permanecido encapsulado en el tiempo desde mediados del siglo XIX. 
 
Así se comunica en una visita de obra, ocurrida antes de la pandemia, a la que asistieron la dirección facultativa, los representantes de la empresa constructora, los arqueólogos y las técnicas (arquitectas y arqueóloga) de la Dirección General de Patrimonio de la CAM.
 
El azul grisáceo elegido, después de realizar infinidad de pruebas con los componentes existentes actualmente para pinturas, a base un lasur de impregnación con tinte azul ultramar, consigue exactamente la tonalidad de las carpinterías aparecidas junto a la bóveda oculta.
  
El azul ultramar debió ser un color habitual en otros inmuebles históricos de Aranjuez. Un tono equivalente ha sido utilizado, por ejemplo, en las carpinterías exteriores de madera durante la última restauración de la iglesia de Alpajés, uno de los principales monumentos históricos de la localidad. Suponemos que también encontraron restos de época.
 
El hallazgo, justificación histórica y utilización del color azul ultramar para las carpinterías de madera ha influido en la elección del resto de colores utilizados en el edificio. Se ha utilizado como patrón para elegir el matiz azul del vidrio del muro cortina del nuevo edificio anexo que aloja los núcleos de comunicación y las instalaciones. Además es un color que entona con el cielo de fondo.
 
Recientemente, para asegurar una mayor certeza histórica, la Comisión Local de Patrimonio de Aranjuez ha solicitado que se realizara un análisis concreto de la pintura encontrada. 
 
Se han recuperado las piezas de madera de las contraventanas azules y se ha encargado a un laboratorio especializado un informe específico para datar su ejecución y determinar los componentes.
 
A resultas de dicho encargo el laboratorio GEA realiza un informe de veinte páginas con análisis exhaustivos, completado con otro de tipo químico-orgánico ejecutado por Larco Química y Arte SL, que determina:
 
“Pintura azul. Contiene partículas que están formadas principalmente por óxidos o combinaciones de sodio (Na), aluminio (Al), silicio (Si) y azufre (S). Los primeros son óxidos comunes en el pigmento lapislázuli o azul ultramar conocido en diversas variantes desde la antigüedad. Pero la presencia de S sugiere que es un azul ultramar sintético o artificial. Por otra parte, sus sustancias aglutinantes contienen además trazas de barita y restos de otros pigmentos blancos. Pinturas azules con estas cargas blanquecinas fueron empleadas principalmente desde la primera mitad del XIX, pero específicamente el lapislázuli sintético desde mediados del siglo XIX, no antes. El color logrado con estos pigmentos se documenta como pigmento con notable cierta resistencia a los agentes atmosféricos.
 
Capa base. Sobre la madera una capa de preparación base o carga inerte blanca, a base de yeso, blanco de plomo (albayalde) y/o el litopón. El albayalde dejó de utilizarse a finales del siglo XIX.
 
Análisis de componentes orgánicos   
La capa azul es un temple de cola animal, ligeramente impregnado de resina de colofonia (probablemente filtrada desde la madera).
 
Resumen e interpretación
Se han analizado dos muestras de RECUBRIMIENTOS PICTORICOS de una carpintería de madera del antiguo hospital de San Carlos de Aranjuez para la ciudad de Aranjuez (Madrid), las cuales pertenecen a la carpintería preexistente de algunas de las ventanas de la parte alta de la sala denominada en proyecto Despacho 2.07 (…)
 
Se han llevado a cabo análisis morfoquímicos y químicos a escala microscópica para averiguar las características texturales y composicionales de los componentes inorgánicos y orgánicos de la pintura superficial de tonos azulados. Se aprovecha asimismo para tener una idea de la secuencia estratigráfica de capas desde el soporte de madera hasta la superficie.
 
Los resultados se resumen así:
 
-Las dos muestras son prácticamente idénticas, se corrobora que forman parte de la misma aplicación pictórica.
 
-La pintura azul está lograda a base de una mezcla de cargas blancas y un pigmento azul: El pigmento azul más probable (en base a los porcentajes atómicos) es el lapislázuli sintético, la variedad sintética la marca la presencia de azufre en su composición. La ausencia de diversos óxidos de Fe, Co, Mn o Cu, comunes en muchos pigmentos azules históricos, los descartan.
 
-Buena parte de esta pintura azul está constituida por cargas blancas      mezcladas con el pigmento azul, normalmente cargas inertes y que aportan poder cubriente, entre las que destaca el albayalde o blanco de plomo (carbonato básico de plomo), la barita (sulfato de bario) y el litopón (sulfuro de zinc más sulfato de bario).
 
-La parte orgánica revela un temple (base acuosa) con un tipo de cola o grasa animal (proteica) y aglutina los componentes pictóricos inorgánicos citados. Hay contaminación por resina vegetal muy probablemente incorporada desde el sustrato de madera.
 
– Una capa blanca independiente y previa a la capa de pintura azul, aplicada como capa de preparación bajo ella y sobre la madera, está preparada con similares cargas blancas a base de albayalde barita y litopón.
 
– La presencia de estos pigmentos y cargas blancas delimita su época de preparación:
 
• La presencia del azul ultramarino artificial señala la 2ª mitad del siglo XIX.
 
• La presencia de albayalde indica que esta pintura no se ha llegado a preparar en el siglo XX ya que en esos años se había visto sustituida por otros pigmentos blancos.
 
• Los pigmentos a base de zinc como el litopón llevan la época de fabricación a finales del siglo XIX.
 
• El temple con aglutinante orgánico de grasa animal ha sido elaborado durante un amplio rango temporal pero siempre de elaboración con técnicas tradicionales (no de época ni productos industriales) (Calvo, A. 1997) 2. En resumen.
 
Época de fabricación muy probable, últimas décadas del siglo XIX, en todo caso siempre antes de inicios del siglo XX. “
 
Conclusión del análisis químico orgánico:
 
La capa azul es un temple de cola animal, ligeramente impregnado de resina de colofonia.”
 
Con este informe preciso y fundamentado, se concluye que la pintura azul ultramar se aplicó en la segunda mitad del siglo XIX, que se corresponde históricamente con la intervención global realizada por el arquitecto José Segundo de Lema en tiempos de Isabel II (1865), en la que se completa la manzana por el lado noroeste con una nueva nave dando fachada a la calle Hospital, donde antes había una simple tapia. También se ejecutan en ese momento las galerías que definen el patio con acceso por la calle Capitán, dejando el edificio como lo podemos ver ahora.
 
La reflexión final es que en el edificio, desde su comienzo en 1773, se han ido realizando intervenciones de mayor o menor entidad, acompañadas en algunos casos de ampliaciones significativas. En todas ellas se debieron repintar las carpinterías afectadas. La más importante es sin duda la realizada a mediados del siglo XIX, que afecta a todo el conjunto y completa el edificio.
 
Ya que se ha tenido la fortuna de encontrar una muestra del color azul ultramar utilizado en la carpintería de dicha intervención, que además resulta hermoso, es de lógica que se recupere.
 
 

 


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